De la guerra y sus principios

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Johnny
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La guerra mágica

Como todo lo relacionado con la guerra, desconocemos cómo comenzó el pensamiento mágico aplicado a las tácticas de la guerra. Tal vez, los mismos hombres que pintaron escenas de caza en las paredes de las cuevas para tener buena suerte, emplearon técnicas semejantes para combatir a sus enemigos. Pero podemos avanzar en el tiempo y cualquiera que haya asistido a un curso sobre historia medieval, sabe que hubo una vez en que la gente creía en el poder de la magia, como una herramienta que podía usarse para aplastar a sus enemigos.

En cualquier caso, el pensamiento mágico nos persigue siempre, siempre está agazapado en nuestra mente, haciéndonos creer cosas increíblemente irracionales como pensar en que ganaremos la lucha por que Dios está de nuestro lado o o por que tenemos la Verdad y los otros no. Por otra parte, tenemos casos reales de gobiernos modernos que intentaron aprovechar la magia para ganar guerras reales.
Vemos que durante la Guerra Fría, la CIA contrató al ilusionista John Mulholland para que escribiera un manual oficial que enseñara a sus operativos los mismos tipos de trucos que utilizó en sus espectáculos.

Llamado "El Manual oficial de engaño de la CIA", es el manual que enseñó a los agentes a usar la discreción y los compartimentos ocultos, también a usar señales aparentemente ocultas, como la forma en que se amarraba un zapato, cuando trabajaban en las misiones de campo. También describe los “pases” ocultos, no para embrujar sino algo más prosaico parecido a cómo drogar a las personas al colocar discretamente algo en su bebida. Téngase en cuenta que ésta es la misma CIA que intentó usar LSD con fines de control mental entre la población estadounidense.

En 1856, Napoleón III convocó a Jean Eugene Robert-Houdin, alias Harry Houdini y lo envió a la Argelia francesa para servir a su país, oh, ya sabes, para detener una revolución con trucos de magia.
Resulta que hubo algunos morabitos problemáticos en Argelia que afirmaron ser "magos" y que usaron exhibiciones llamativas de teatro mágico para influir en la población en general.

Harry Houdini fue enviado a Argelia para realizar una serie de actuaciones, y se aseguró de que los mismos morabitos que contemplaban la revolución, estuvieran presentes para ver a este gran "mago francés", así se paró una revolución con trucos de magia.

La Segunda Guerra Mundial fue un momento loco para la estrategia militar. Parte de eso se debe al hecho de que Hitler y los nazis estaban obsesionados con lo oculto, y que tenían una fuerte creencia en la validez de las cartas astrales.

Los británicos lo sabían muy bien y emplearon a un astrólogo llamado Louis de Wohl para inventar horóscopos falsos con el fin de tratar de rechazar a los nazis y echar un vistazo a su mentalidad. Churchill mismo, envió a De Wohl a Estados Unidos con el objetivo de convencer a Estados Unidos de unirse al esfuerzo de guerra, pero después de Pearl Harbor sus servicios se hicieron innecesarios.

Himmler, el jefe de las SS, creía junto con muchos otros nazis de alto rango que Jesucristo no era de hecho judío, sino ario. También creía que encontrar la copa de Cristo lo convertiría en un ser sobrenatural y le permitiría ganar la guerra para Alemania. Himmler y los nazis creían que habían rastreado el Grial hasta una abadía en España (Montserrat), porque alguna canción popular antigua menciona vagamente algo que podría interpretarse como una copa que da vida. Al menos, así es como se podría interpretar si eres un lunático completo, que es precisamente lo que llevó a Himmler allí en lo que resultaría ser un esfuerzo totalmente infructuoso.

Algunos de nosotros tenemos en mente imágenes de sacerdotes bendiciendo cañones, ametralladoras, fusiles y hombres o repartiendo escapularios entre el personal. Eso también forma parte del pensamiento mágico como el Hachimaki o banda para la cabeza de los kamikaze, o el Sennin-bari, cinturón de las mil puntadas, era otro de los objetos de la “buena suerte” vestidos por los kamikaze.

En 1952, el ejército de los Estados Unidos le pidió a la Universidad de Duke que los ayudara a desarrollar un programa para determinar si los perros eran psíquicos. Específicamente, se preguntaban, ¿podrían los perros usar la percepción extrasensorial (ESP)?
Este experimento es solo una de las extrañas historias, muchas de ellas recientemente desclasificadas, en los Fenómenos de Annie Jacobsen : La historia secreta de las investigaciones del gobierno de EE. UU sobre la percepción extrasensorial y la psicoquinesis .

Los soviéticos se tomaban muy en serio el aprovechamiento de los poderes mentales. La psicoquinesis está realmente disponible para su estudio en el Instituto de Investigación del Cerebro de la Universidad Estatal de Leningrado. Según todos los informes, los soviéticos habían estado interesados en la telepatía y la psicoquinesis desde la década de 1920, en gran parte porque comunicarse con pensamientos era más barato que comprar cualquier equipo de radio costoso. Una de las razones principales por las que esperaban entrenar a sus soldados en psicoquinesis era para que pudieran desviar los ICBM usando solo sus mentes, porque los sistemas de defensa reales también cuestan muchos rublos.

En la actualidad, tenemos que el gobierno británico toma todo el asunto "mágico" más en serio de lo que cabría esperar . En 2002, el Ministerio de Defensa realizó un estudio para determinar si los soldados podían o no ser entrenados para convertirse en psíquicos . El objetivo era tener soldados psíquicos trabajando para encontrar armas de destrucción masiva o incluso al propio Bin Laden.

El Proyecto Stargate tuvo lugar hacia el final de la Guerra Fría, y el Pentágono gastó más de 20 millones de dólares en él . La visión remota es exactamente lo que parece: es un intento de ver cosas lejanas utilizando el poder de su mente, y sí, eso es algo en lo que el gobierno de los Estados Unidos realmente gastó dólares de los contribuyentes durante muchos años.
El coronel John Alexander, que sirvió en las Fuerzas Especiales en Vietnam, aparentemente intentó durante décadas lograr que los EE. UU buscaran la posibilidad de una visión remota, pero aparentemente el Proyecto Stargate, finalmente fue desmantelado en 1995.

A principios de la década de 1950, el Departamento de Defensa encargó a Henry "Andrija" Puharich que localizara hongos que creían que podrían desbloquear poderes psíquicos (un proyecto en el que la CIA también estaba trabajando, bajo el nombre en clave del Proyecto MKULTRA).

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Johnny
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Guerra mental

Hackeando al humano.

El término hackear es básicamente dedicarse a programar de forma entusiasta. Comúnmente el término es asociado a todo aquel experto de las tecnologías de comunicación e información que utiliza sus conocimientos técnicos en computación y programación para superar un problema, normalmente asociado a la seguridad.

Actualmente, las grandes corporaciones, sean cuales sean, mediante nuestros inofensivos smartphones consiguen tal cantidad de información sobre nosotros que, ellos nos conocen más que nosotros mismos.
Tienen programas, perdón, softwares, dedicados a todo: Qué vemos, qué escuchamos, por dónde vamos, qué días, a qué horas, qué escribes, cuáles son tus necesidades, tus comentarios, tus amigos, qué compras, a qué juegas, con quién hablas, etc.
Tu tienes un perfil, saben hasta el color de tus gallumbos y cuando vas al baño. Tienes mujer, hijos, hipoteca, coche, conocen tu número de DNI, tu banco, tu historial médico, tu ADN, tus propiedades y tus bienes. Todo, no hay límites en esa recogida de información. Ah, hasta te pueden grabar la voz y en vídeo!!, esté el smartphone abierto o apagado.

Con tal cantidad de información ¿Sabes a qué se dedican?.
Se dedican sobretodo a hackearte, es decir a programarte sin que te des cuenta, como un sistema, como un ordenador que nadie sabe que está “pirateao”.
Las grandes empresas, estudian nuestro comportamiento y nuestra conducta online, no solo las grandes empresas, también otros organismos más opacos.
Mientras tanto, los individuos hackeados, ignoran todos los cambios que se producen en ellos a través del tiempo.

Para hackear tu mente, todo vale. Hace años que Tamara Bonaci, profesora del Departamento de Ingeniería Eléctrica e Informática , de la Universidad de Washington, anunció que mediante software introducidos en los juegos, tales como el llamado Flappy Whale, son capaces de extraer secretamente respuestas neuronales a imágenes subliminales en el juego, como logotipos, restaurantes, automóviles, etc. Ahora, piratear los sentimientos y pensamientos subyacentes de las personas sobre ver un restaurante de comida rápida no parece que pueda causar mucho daño, pero esta tecnología tiene el potencial de recopilar información mucho más íntima sobre una persona como su religión, miedos, prejuicios, salud, etc. Después, mediante otro procedimiento que va, desde enviarte mensajes subliminales, hasta información descaradamente fake van modificando tu respuesta neuronal, sobre todo en el entorno ético y político.

Aunque aprovechar la inteligencia artificial para hacernos más inteligentes y más eficientes sería genial, lo que se está haciendo es crear inteligencia artificial que es mucho más inteligente y más poderosa que nosotros para manipularnos, es de pesadilla.

Veamos, ¿Qué ocurre en nuestra mente, es decir, en nosotros, cuando vemos en la Red una noticia como ésta, sea cierta o falsa (Cosa que no sabemos): “Una niña de 18 años fue violada en grupo por un grupo de senegaleses, en la playa de Buenavista, Málaga, ayer domingo por la noche” o “El lunes por la tarde fue rescatada una patera en las aguas de la islas Canarias con 500 mujeres y niños a bordo, la mayoría de las cuales estaban embarazadas” o “Un grupo de inmigrantes africanos, lanzaron cócteles molotov a la policía en Madrid” ¿Qué le ocurre a tu mente? “Un conductor de origen hispano, mató a una niña y a su madre que la acompañaba al salirse de la carretera. Dio positivo en alcoholemia.”

Algunos de estos ejemplos son fake, otros son verdad pero, ¿Qué le ocurre a tu mente?.
¿Qué le ocurre a tu mente? Cuando es bombardeada desde Youtube a diário.
No estoy hablando de implantar dispositivos tecnológicos en el cerebro (cosa que ya llegará en su momento), estoy hablando del tratamiento de tus datos privados y del ”implante” de información manipulada o no, en tu mente para obtener una respuesta conveniente a sus intereses.

Existen además infinidad de derivadas en esa cuestión. Imagina que deseas contratar una póliza de vida en una compañía X de seguros. Esa compañía puede haber comprado tus datos médicos y ver que tu tienes una enfermedad coronaria o que en tu ADN hay una predisposición a sufrir cáncer de cólon. ¿Qué crees qué ocurrirá?, pues esa compañía te rechazará o te pondrá un suplemento en la póliza, lo mismo que ya ocurre a los que llegan a la edad de jubilación actualmente.

Las posibilidades de hackearte son reales e infinitas y las consecuencias se reducen a la manipulación de tu pensamiento. Hace unos días, consulté por Google (ya no tan santo) un tema legislativo. Cuando volví abrir Google, me inundaron con ofertas de empresas consultoras de abogacía... Me di cuenta que yo también soy un zoombi.

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Johnny
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Evolución y desarrollo

Parte I

Hemos visto a través de estos post, cómo de importante es seguir una técnica que nos favorezca a la hora de la batalla, cuán importante es tener las tácticas de manual bien aprendidas y seguir las normas en el campo de batalla; cómo combinar esas reglas para que el enemigo no pueda predecir nuestros movimientos. Pero, seguir las reglas, organizar nuestra mente y tener una visión global de la batalla, a veces no es suficiente para conseguir la victoria.

Existe también, un elemento, un componente que implica en la mayoría de los casos, tener una ventaja tal sobre el enemigo que nos lleva inexorablemente a la victoria. Este elemento es la superioridad tecnológica militar.

La tecnología de la guerra convencional se puede dividir básicamente en cuatro categorías.

La tecnología de las armas ofensivas que dañan al enemigo.
La tecnología de las armas defensivas que evitan los golpes ofensivos.
La tecnología del transporte que mueve soldados y armamento.
La tecnología de las comunicaciones que coordinan los movimientos de las fuerzas.

Desde los primeros tiempos, ha existido una relación crítica entre la tecnología militar, las tácticas de su empleo y los factores psicológicos que unen a sus usuarios en unidades.
El éxito en el combate, la condición sine qua non de las organizaciones militares y el objetivo final de la tecnología militar, depende de la capacidad del grupo combatiente para coordinar las acciones de sus miembros de una manera tácticamente efectiva.
Esta fuerza de coordinación a su vez, se ve directamente afectada tanto por la táctica como por la tecnología.

La influencia de la tecnología puede ser positiva o negativa, esto lo veremos más adelante.
En el pasado remoto, la difusión de la tecnología militar fue gradual y desigual. Hubieron varias razones para esto.
Primero, el transporte fue lento y su capacidad pequeña.

Segundo, la tecnología de la agricultura no era más avanzada que la de la guerra, de modo que, con la mayor parte de su energía dedicada a alimentarse y con poco excedente económico, las personas tenían pocos recursos disponibles para tecnología militar especializada.

Tercero, y lo más importante, el nivel absoluto de desarrollo tecnológico fue bajo. Una fuerte dependencia del músculo humano fue la causa principal. Con el ingenio humano atado por las limitaciones del cuerpo, tanto la tecnología como las tácticas fueron fuertemente moldeadas por la geografía, el clima y la topografía.

La evidencia más temprana de una tecnología especializada de guerra data del período anterior al conocimiento de la metalurgia. Los muros de la ciudad de Jericó, que datan de alrededor de 8.000 a. C. , representan la primera tecnología que puede atribuirse inequívocamente a fines puramente militares.
Estas paredes, de al menos 4 metros de altura y respaldadas por una torre de vigilancia o reducto de unos 8 metros de altura, estaban claramente destinadas a proteger el asentamiento y su suministro de agua de intrusos humanos.

Cuando se construyeron las defensas de Jericó, los humanos ya habían estado usando las armas de la caza durante milenios. Las primeras herramientas de piedra tienen cientos de miles de años, y las primeras puntas de flecha datan de hace más de 60.000 años.
Las herramientas de caza (el lanzador de lanza (atlatl), el arco simple, la jabalina y la honda) tenían un gran potencial militar, pero los primeros elementos conocidos diseñados deliberadamente como armas ofensivas eran mazas que datan del período calcolítico o principios de la Edad del Bronce.
La maza era una roca simple, diseñada para la mano y destinada a aplastar huesos y carne, a la que se había agregado un mango para aumentar la velocidad y la fuerza del golpe.

Es evidente que los problemas técnicos de colocar una piedra sobre un mango no se resolvieron fácilmente. Las mazas bien hechas fueron durante mucho tiempo pocas en número, en general, solo las manejaban campeones y gobernantes. La inscripción más antigua conocida que identifica a un personaje histórico por su nombre está en la paleta del Rey Narmer, una pequeña escultura de pizarra de bajo relieve que data de aproximadamente 3.100 a . C. La paleta representa a Menes , el primer faraón de un Egipto unificado, rompiendo la frente de un enemigo con una maza.

El advenimiento de la maza como un arma ofensiva diseñada a propósito abrió la puerta a la innovación consciente de la tecnología militar especializada. Por medio del 3er milenio a. C. , cabezas de maza estaban siendo ya de cobre, por primera vez en Mesopotamia, en Siria, Palestina y Egipto. La cabeza de maza de cobre, que produce una mayor densidad y un mayor poder de trituración, representa uno de los primeros usos significativos del metal para otros fines que no sean ornamentales.

En realidad, los principios de ingeniería que dictaban la efectividad funcional no se entendían de manera sistemática, sin embargo, la realidad psicológica de la victoria o la derrota era muy evidente. El resultado fue un enfoque "no científico" de la guerra y la tecnología, en el que los materiales parecen haber sido aplicados a fines militares tanto por sus presuntas propiedades místicas o mágicas como por su valor funcional.

La metalurgia se aplicó a la producción de armamento antes que cualquier otra actividad económicamente significativa. Los metales preciosos, con sus bajos puntos de fusión y gran maleabilidad, se trabajaron primero; luego vino el cobre, al principio puro, más tarde aleado con arsénico o estaño para producir bronce y luego el hierro.

Un fenómeno notable fue la persistencia del armamento hecho de metales blandos y raros, como el oro, la plata y el electro (una aleación natural de oro y plata), mucho después de que los materiales mecánicamente superiores estuvieran disponibles. Aunque eran funcionalmente inferiores al bronce o al cobre, los metales preciosos eran ampliamente valorados por su importancia mística o simbólica, y los herreros continuaron fabricando armas con ellos mucho después de haber dominado el funcionamiento de los metales básicos funcionalmente superiores.

Algunas de estas armas eran simplemente ceremoniales, pero en otros casos parecen haber sido funcionales. Por ejemplo, cascos y chalecos protectores confeccionados con el material electro, que probablemente estaban destinados a uso real y se han encontrado en tumbas egipcias y mesopotámicas que datan del segundo y tercer milenio a. C.

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Parte II

Desde la aparición del armamento de hierro en cantidad, durante la antigüedad tardía hasta la caída de Roma, los medios con los que se libró la guerra y la forma en que se llevó a cabo, mostraron muchas características duraderas que le dieron al período una unidad sorprendente.
Las características prominentes de esa unidad fueron una continuidad en el diseño de armamento individual, una relativa falta de cambio en la tecnología del transporte y un dominio táctico duradero de la infantería pesada.

Quizás la característica tecnológica subyacente más fuerte del período fue la gran dependencia del músculo humano, que retuvo una primacía táctica hasta de Edad Media, cuando la aplicación de la potencia del caballo se convirtió en el ingrediente principal de la victoria.

Sin embargo, hay dos principales excepciones a esta característica predominante: el éxito de los arqueros a caballo en la gran estepa eurasiática en tiempos clásicos y el uso decisivo en el siglo IV a. C., de la Caballería de Choque por los ejércitos de Felipe II de Macedonia y su hijo Alejandro Magno. La Caballería de Choque de Felipe II y de Alejandro fue una excepción, su decisión fue posible gracias al poder de la falange de la infantería macedonia.

Los soldados de infantería hoplita son un ejemplo de influencia positiva. Sus armas y armaduras eran más efectivas para luchar en formación cerrada, lo que a su vez condujo a marchar a paso, lo que aumentó aún más la cohesión y convirtió a la falange en una formación tácticamente formidable . La infantería pesada siguió siendo la institución militar europea dominante hasta que fue derrotada en el siglo IV a. C. por un sistema de guerra en el que la Caballería de Choque desempeñó el papel central.

Por lo contrario, en el medioevo tardío, los Caballeros ofrecen un ejemplo de la influencia negativa de la tecnología. Para empuñar su espada y su lanza de manera efectiva, necesitaban un espacio considerable y además su casco cerrado, hacía que la comunicación con sus compañeros fuera extremadamente difícil. No es sorprendente, entonces, que los caballeros de finales de la Edad Media tendieran a luchar como individuos y, a menudo, fueran derrotados por unidades cohesivas de oponentes menos equipados.

En el 3000 a. C., los herreros mesopotámicos habían aprendido a fabricar cascos de bronce de cobre y arsénico que, sin duda, con un forro de cuero bien acolchado, neutralizaban en gran medida las ventajas ofensivas de la maza. Por el 2500 a. C., los sumerios estaban haciendo cascos de bronce, junto con puntas de lanza de bronce y cuchillas de hacha.
La respuesta inicial de los herreros de armas al casco fue aumentar el poder aplastante de la maza al lanzar hacia la cabeza una forma elipsoidal que concentró más fuerza en el punto de impacto.
Luego, a medida que aumentaba la competencia técnica, la cabeza elipsoidal se convirtió en una prolongación horizontal y por este proceso la maza evolucionó hacia el hacha.
La competencia entre maza y casco inició una carrera entre tecnología ofensiva y defensiva que continuó a lo largo de la historia con la lógica evolución del hacha y el casco.

El casco, aunque podría decirse que fue el primer foco de la nave del armero, fue uno de los desafíos más exigentes. Forjar una cúpula integral de metal de una pieza capaz de cubrir toda la cabeza fue extremadamente difícil. El casco griego corintio, un casco en forma de cuenco profundo de espesor cuidadosamente graduado, forjado de una sola pieza de bronce, probablemente representaba el ápice funcional y estético del arte del trabajador de bronce. Muchos cascos griegos clásicos de bronce estaban unidos por una costura en la corona.

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El legionario de la primera República romana llevaba un casco de bronce, mientras que su sucesor en el Imperio del siglo I d. C,. usaba ya uno de hierro.

Los escudos se usaban para cazar mucho antes de que se usaran para la guerra, en parte para la defensa contra ciertos animales y en parte para el ocultamiento en el acecho. Es probable que el escudo militar evolucionara del cazador y el pastor.
El tamaño y la composición de los escudos variaron mucho, dependiendo de las demandas tácticas del usuario. En general, cuanto más efectiva es la protección que ofrece la armadura corporal, más pequeño es el escudo; del mismo modo, cuanto más largo sea el alcance del arma del soldado, más pequeño será su escudo.

El hoplita griego, un soldado de infantería pesada que luchó en una formación muy compacta, adquirió su nombre del Hoplon, un escudo circular convexo, de aproximadamente 90 cm de diámetro, hecho de madera compuesta y bronce.
Se llevaba en el brazo izquierdo por medio de una correa de bronce que pasaba por el antebrazo y una soga que rodeaba el borde interno con suficiente holgura para ser agarrada en el puño.

En el siglo IV a. C., el soldado de la República romana, que luchó principalmente con la lanza, portaba un escudo ovalado, mientras que el legionario imperial posterior, que se defendió con una espada corta, se protegió con el scutum, un gran escudo cilíndrico de cuero y madera revestida que cubría la mayor parte de su cuerpo.

Las prendas acolchadas, y tal vez la armadura de cuero endurecido, precedieron a las armas de metal con bordes afilados. Entonces era un paso lógico, aunque costoso, fundir o forjar pequeñas placas de metal y coserlas sobre una prenda protectora que, proporcionaban una protección real contra flechas, lanzas o mazas. Las escamas pequeñas, perforadas para su fijación, eran un desafío técnico mucho menos exigente que incluso el casco más simple.
La armadura de escamas de bronce superpuestas, unidas o cosidas sobre un respaldo de tela acolchada, está bien representada en evidencia pictórica y artículos funerarios de Mesopotamia, Palestina y Egipto desde aproximadamente 1500 a. C. , aunque su uso probablemente se restringió a una pequeña élite.

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Parte III

La armadura.

En la época clásica, los petos de bronce, al principio golpeados y luego moldeados a la forma individual del guerrero, se habían convertido en un lugar común entre la Infantería pesada y la Caballería de élite. El bronce era el metal más común para las defensas corporales hasta bien entrada la Edad de Hierro, como consecuencia de que se podía trabajar en piezas grandes sin forjar, mientras que el hierro tenía que ser forjado.

La primera armadura práctica de hierro fue la malla, que apareció en la época helenística, pero se hizo común solo durante el período imperial romano. La malla de bronce no era práctica debido a la resistencia insuficiente de la aleación. La malla, o malla en cadena, estaba hecho de pequeños anillos de hierro, típicamente de 1,5 cms de diámetro o menos, unidos en una tela protectora.
Los anillos se unieron en patrones de complejidad variable dependiendo del grado de protección deseado, en general, los anillos más pequeños y ligeros sujetos a patrones densos y superpuestos significaban una protección más ligera y mejor.
La fabricación de la malla fue extremadamente laboriosa. La primera malla estaba hecha de enlaces forjados a mano, cada enlace individual era remachado. Más tarde, los armeros usaron punzones de hierro endurecido para cortar los anillos: esto redujo el trabajo.

La primera evidencia de la malla se representa en esculturas griegas y frisos que datan del siglo III a. C. , aunque este tipo de protección podría ser considerablemente más antigua (hay algunas pruebas de que podría ser de origen celta). Poco más se sabe sobre el uso de la malla por parte de los griegos, pero el legionario romano estaba equipado con una Lorica Hamata, una camisa de malla, desde una fecha muy temprana.

La malla era extremadamente flexible y proporcionaba una buena protección contra el corte y la perforación. Su principal desventaja era su peso, que solía colgar de los hombros y la cintura. Además, las tiras de malla tendían a doblarse en los bordes. Los romanos resolvieron este problema atando las defensas del hombro de la malla a las placas de cuero. En el siglo I d. C., la cota de malla del legionario dio paso a una segmentada de hierro, la Lorica Segmentata .

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En general, el término placa implicaría un espesor uniforme de metal, y solo el hierro podría proporcionar una protección razonablemente efectiva con un espesor uniforme sin un peso excesivo.

Mientras que Lorica Hamata del legionario republicano colgaba hasta la mitad del muslo, la Lorica Segmentata de su sucesor imperial cubría solo los hombros y el torso. En general, la armadura de placas clásica, probablemente proporcionó una mejor protección contra golpes fuertes y penetrantes, mientras que una camisa de malla bien hecha cubrió más del cuerpo y, por lo tanto, ofreció una mejor protección contra golpes y flechas.

El desarrollo de la tecnología ofensiva de la guerra no estuvo tan restringido por las limitaciones tecnológicas y económicas como ocurrió con el armamento defensivo. Cada arma ofensiva significativa estaba ampliamente disponible, mientras que el equipo defensivo de alta calidad casi siempre se limitaba a la élite. Quizás como consecuencia, una gran variedad de armas ofensivas individuales aparecieron en la antigüedad.

Una de las facetas más llamativas de la tecnología militar antigua es la fecha temprana por la cual las armas individuales alcanzaron su forma y la longevidad de los primeros conceptos de armas ofensivas. Algunas de las armas de la antigüedad, desaparecieron como instrumentos militares prácticos en la época clásica y medieval. Todas sufrieron modificaciones, pero, a excepción de la alabarda y de la ballesta , prácticamente todas las armas importantes anteriores a la pólvora eran conocidas en la antigüedad.

El hacha.

Las limitaciones en la resistencia del bronce y las dificultades en su fundición, restringió al hacha, al principio, a una cuchilla relativamente ancha embutida en un mango y asegurada con ataduras o remaches. El problema del acarreo se agudizó, ya que como las mejoras en la armadura dictaban cuchillas más largas y estrechas diseñadas principalmente para perforar en lugar de cortar.

Esto condujo al desarrollo de ejes engarzados, en los cuales el mango pasó a través de un orificio tubular fundido en la cabeza del hacha; tanto el agujero como la cabeza se ahusaron de adelante hacia atrás para evitar que la cabeza se saliera volando. Esta técnica de manipulación mucho más fuerte debe haber estado acompañada de una mejora significativa en la calidad del metal mismo.

El ritmo y el momento de estos desarrollos variaron enormemente de un lugar a otro, dependiendo del nivel de la tecnología local. Los herreros sumerios construían cabezas de hacha engarzadas con cuchillas perforadoras estrechas en el 2.500 a. C. , mientras que la simple mkalla de mortaja y espiga todavía se usaba en Egipto 1.000 años después.

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La lanza.

Aunque el hombre primitivo probablemente empleó lanzas de madera endurecida al fuego, las puntas de lanza de piedra cortada se usaron mucho antes de la aparición de cualquier distinción entre la caza y las armas militares.
Las puntas de lanza de bronce siguieron de cerca el desarrollo de aleaciones lo suficientemente fuertes como para mantener un filo y representaron, con el hacha perforadora, la primera aplicación militar significativa de bronce.
Las puntas de lanza también se encontraban entre las primeras aplicaciones militarmente significativas de hierro, sin duda porque los patrones existentes podían lógicamente extrapolarse directamente del bronce al hierro. Aunque el acoplamiento es bastante diferente, las puntas de lanza de bronce sumerias del 3er milenio a. C., difieren sólo marginalmente en la forma de las puntas de lanza de forma de hoja de la clásica Grecia .

Las lanzas de la antigüedad eran relativamente cortas, comúnmente menos que la altura del guerrero, y típicamente se manejaban con una mano. A medida que la armadura defensiva y otras armas de combate de choque (especialmente la espada) mejoraron, las astas se hicieron más largas y el uso de la lanza se hizo más especializado. La lanza del hoplita griega tenía aproximadamente 2.7 metros de largo. La sarissa macedonia tenía el doble de longitud en el período de las conquistas de Alejandro, y creció más de 6 metros en tiempos helenísticos.

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Parte IV

La jabalina

Las jabalinas, o lanzas, eran más cortas y livianas que las lanzas diseñadas para el combate de choque y tenían cabezas más pequeñas. La distinción entre jabalina y lanza tardó en desarrollarse, pero en los tiempos clásicos la lanza pesada se distinguía claramente de la jabalina.
Las tropas especializadas en jabalina las usaban comúnmente para escaramuzas. A veces se enrollaba una cuerda de lanzar alrededor del eje y se ataba al dedo del lanzador para impartir giro de la jabalina al soltarla. Esto mejoró la precisión del arma y probablemente aumentó el alcance y el poder de penetración al permitir un lanzamiento más difícil.

Un refinamiento significativo de la jabalina fue el Pilum romano. El Pilum era relativamente corto, de un metro y medio de largo, y tenía una pesada cabeza de hierro blando que constituía casi un tercio de la longitud total del arma. El peso de esta arma restringió su alcance pero le dio un mayor impacto. Su cabeza de hierro blando estaba destinada a doblarse en el impacto en el escudo enemigo, haciendo que su peso lo bajara.

Al igual que la lanza, la jabalina no se vio afectada por la aparición del hierro y conservó su forma característica hasta que finalmente fue abandonada como un arma importante en el siglo XVI.

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La honda

La honda era la más simple de las armas de lanzamiento de la antigüedad en principio y la más difícil en la práctica. Consistía en dos cordones o tangas sujetos a una bolsa. Se colocaba una pequeña piedra en la bolsa, y el hondero giraba todo el conjunto para aumentar la velocidad, antes de soltar uno de los extremos del cordón para liberar el proyectil.

Si bien se podría impartir una velocidad considerable a un proyectil de esta manera, la geometría del esquema dictaminó que la liberación se cronometrara con una precisión asombrosa para lograr incluso una buena exactitud. Casi siempre esgrimido por especialistas reclutados a nivel tribal o regional que adquirieron sus habilidades en la juventud, la honda ocupó un lugar destacado en la guerra de la antigüedad y los tiempos clásicos.

Superó la jabalina e incluso, al menos en algunos momentos y lugares, al arco (un punto confirmado en el siglo IV a. C. por el historiador griego Jenofonte). En la época clásica, las bolas de plomo, a menudo con lemas o epigramas incrustados en ellas, por ejemplo: "¡Un regalo desagradable!", se usaban como proyectiles.

La honda desapareció como arma de guerra en el Viejo Mundo al final del período clásico, debido principalmente a la desaparición de las culturas tribales en las que se originó. (En el Nuevo Mundo, por otro lado, tanto los aztecas como los incas usaron la honda con gran efecto contra los conquistadores españoles en el siglo XVI).

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Parte V

La espada

Las ventajas de una cuchilla larga y afilada tenía que esperar a la avanzada tecnología de fundición antes de que pudieran realizarse. Alrededor de 1500 a. C., el hacha cortante se había convertido en la espada de hoz, una espada de bronce con una hoja cóncava curva y un mango recto y engrosado. Se han encontrado espadas de bronce con cuchillas rectas de más de un metro de largo en tumbas griegas. Sin embargo, debido a que esta longitud excedía las capacidades estructurales del bronce, estas espadas no eran armas prácticas. Como un implemento militar serio , la espada tuvo que esperar el desarrollo de la forja de hierro, y las primeras espadas verdaderas datan de aproximadamente 1200 a . C.

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Las espadas en la antigüedad y los tiempos clásicos tendían a ser relativamente cortas, al principio porque estaban hechas de bronce y luego porque rara vez se les pedía que penetraran la armadura de hierro. La hoja de la clásica espada romana punzante, el Gladius, tenía solo unos 60 cms de largo, aunque en los años crepusculares del imperio el gladius dio paso a la spatha, la larga espada cortante de los bárbaros.

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El arco

El arco era simple en concepto, pero representaba una tecnología extremadamente sofisticada.
En su forma más básica, el arco consistía en una duela de madera ligeramente doblada por la tensión de una cuerda de arco que conectaba sus dos extremos. El arco almacenó la fuerza del tiro del arquero como energía potencial, luego la transfirió a la cuerda del arco como energía cinética, impartiendo velocidad y poder asesino a la flecha.
El arco no podía almacenar más energía de la que el arquero era capaz de producir en un solo movimiento de los músculos de la espalda y los brazos, pero liberaba la energía almacenada a una velocidad más alta, superando así las limitaciones inherentes del brazo.

Aunque no es tan evidente, la sofisticación de la tecnología de flecha, coincidía con la del arco.
La efectividad del arco dependía de la eficiencia de la flecha para retener la energía cinética a lo largo de su trayectoria y luego transformarla en poder de matar en el impacto.
Este no era un problema simple, ya que dependía de la masa, la resistencia aerodinámica y la estabilidad de la flecha y de la dureza y la forma de la cabeza.
Estos factores estaban relacionados entre sí y con las características del arco en un cálculo complejo. Las variables más importantes en este cálculo fueron el peso de la flecha, la longitud y la rigidez del arco.

Suponiendo la misma longitud de atracción y fuerza disponible, la cantidad total de energía potencial que un arquero podría almacenar en un arco era una función de la longitud del arco; es decir, cuanto más largos sean los brazos del arco, más energía almacenada por unidad de trabajo gastada, por lo tanto, más energía cinética impartida a la cuerda y la flecha.
La desventaja de un arco largo era que la energía almacenada tenía que servir no solo para impulsar la cuerda y la flecha, sino también para acelerar la masa del arco. Debido a que los brazos más grandes del arco más largo, aceleraron más lentamente, un arco más largo impartió energía cinética a la cuerda y la flecha a una velocidad más baja. Un arco más corto, por otro lado, almacenaba menos energía por la misma cantidad de trabajo invertido, pero lo compensaba por su capacidad de transmitir la energía a la flecha a una velocidad más alta.
En resumen, el arco más corto impartió menos energía total a la flecha, pero lo hizo a mayor velocidad. Por lo tanto, en la práctica, se alcanzó un alcance máximo mediante un arco corto y rígido que disparaba una flecha muy ligera, y el poder de matar máximo a intervalos medios se alcanzó mediante un arco largo que impulsaba una flecha relativamente pesada.

El arco temprano.

El arco simple, hecho de una sola pieza de madera, era conocido por los cazadores neolíticos. Está claramente representado en pinturas rupestres de 30,000 a. C., y anteriores. La primera mejora fue el arco reflejo, un arco que estaba curvado hacia adelante, o reflexivamente, cerca de su centro, de modo que la cuerda se apoyara contra la empuñadura antes de que el arco fuera dibujado. Esto aumentó la longitud efectiva, ya que comenzó más adelante, cerca de la mano izquierda del arquero.

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El arco recurvo compuesto.

La siguiente mejora importante, que permanecería preeminente entre las armas de disparo hasta bien entrada la era moderna, fue el arco recurvo compuesto. Este desarrollo superó las limitaciones inherentes de la madera en cuanto a rigidez y resistencia a la tracción. La resistencia del arco compuesto a la flexión se incrementó al reforzar la parte posterior o barriga del arco con la bocina. Su velocidad y poder en retroceso aumentaron al superponer el frente del arco con tendones, generalmente aplicados bajo tensión.

La estructura de madera de este material compuesto consistía en poco más que finas tiras de madera que sostienen el cuerno y el tendón. Los arcos compuestos más potentes, al estar muy estresados, invirtieron su curvatura cuando no estaban curvados. Adquirieron el nombre recurvado, ya que los brazos exteriores del arco se curvaron lejos del arquero cuando el arco fue ensartado, lo que impartió una ventaja mecánica al final. Evidencia monumental y artística sugiere que el principio del arco recurvado compuesto se conoce desde el año 3000 a. C.

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Una ventaja principal del arco compuesto era que podía ser diseñado esencialmente para cualquier resistencia deseada. Siguiendo la complicada pero empírica compensación entre longitud y rigidez mencionadas anteriormente, el arquero podría producir un arco corto capaz de impulsar flechas ligeras a grandes distancias, un arco largo y pesado diseñado para maximizar el poder de penetración a distancias relativamente cortas, o cualquier compromiso deseado entre.

Las flechas.

El diseño de la flecha fue probablemente la primera área de la tecnología militar en la que las consideraciones de producción adquirieron una importancia primordial. Como munición semi-prescindible que se usaba en cantidad, las flechas no podían evaluarse únicamente por su efectividad tecnológica, los costos de producción tuvieron que ser considerados también.
Como consecuencia, los materiales utilizados para las puntas de flecha tendieron a estar un paso por detrás de los utilizados para otras tecnologías ofensivas. Las puntas de flecha de pedernal y obsidiana, cortadas con estándares notablemente uniformes, sobrevivieron hasta la Edad de Bronce, y las puntas de flecha de bronce se usaron mucho después de la adopción del hierro para prácticamente cualquier otro implemento militar de corte o perforación.

Los ejes de flecha fueron hechos de madera y caña relativamente baratas a lo largo de la historia, aunque se requirió un trabajo considerable para darles forma. Técnicas notablemente refinadas para sujetar puntas de flecha de sílex y obsidiana a los ejes estaban bien disponibles mucho antes de la historia registrada.

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Parte VI


La artillería mecánica.

A diferencia del armamento individual, hubo poca continuidad desde la época clásica hasta la medieval en la artillería.

La artillería mecánica de los tiempos clásicos era de dos tipos: tensión y torsión. En el primero, la energía para conducir el proyectil fue proporcionada por la tensión de un arco dibujado; en el otro, fue proporcionado por la energía de torsión almacenada en haces de fibras retorcidas.

La invención de la artillería mecánica se atribuyó tradicionalmente a la iniciativa de Dionisio I, tirano de Siracusa, en Sicilia, quien en 399 a. C. dirigió a sus ingenieros para construir lanzadores militares en preparación para la guerra con Cartago. Los ingenieros de Dionysius seguramente recurrieron a la práctica existente. El primero de los lanzadores griegos fue el gastrophetes , o "tirador del vientre". En efecto, un gran ballesta , recibió ese nombre porque el usuario apoyaba la culata contra su vientre para sacar el arma.

Aunque los textos griegos no entraron en detalles sobre la construcción del arco, se basó en un arco compuesto de madera, cuerno y tendón. El potencial de tales lanzadores era evidente, y la demanda de mayor potencia y alcance superó rápidamente las capacidades de tensión.
A mediados del siglo III a. C., el arco había sido reemplazado por brazos rígidos de madera sujetos a una caja de madera y estirados contra la fuerza de los mechones de pelo o tendones fuertemente retorcidos.

El concepto general fue similar al de los gastrophetes., pero la sustitución de la tensión por torsión permitió la fabricación de lanzadores más grandes y potentes. Las catapultas, del griego kata , "perforar", y pulta , "escudo", es decir un "perforador de escudo", podrían lanzar una jabalina hasta 800 metros.
El mismo principio básico se aplicó a los grandes ingenios de lanzamiento de piedras.
El historiador judío Josefo se refirió a las catapultas romanas utilizadas en el asedio de Jerusalén en 70 d. C., que podían arrojar una piedra que pesaba 1 talento (aproximadamente 25 kilogramos a 2 estadios 366 metros o más.

La terminología de la artillería mecánica es confusa.
Catapulta es el término general para artillería mecánica; sin embargo, el término también se aplica estrechamente a un tipo particular de ingenio de torsión con un solo brazo que gira en un plano vertical. Los artefactos de torsión con dos brazos opuestos horizontalmente que giran en el plano horizontal, como el descrito anteriormente, se denominan ballestas.

No hay evidencia de que los griegos usaran catapultas en sentido estricto, los romanos llamaron a sus catapultas onagros, o asnos salvajes, por la forma en que sus traseros pateaban hacia arriba bajo la fuerza de retroceso.
Los romanos utilizaron balistas grandes y onagros efectivamente en operaciones de asedio, y un complemento de carro, el ballistae , pequeños artefactos de torsión montados sobre ruedas, eran una parte regular de la legión. El onagro y la catapulta medieval eran idénticos en concepto, pero las ballestas no se usaron después de la era clásica.

Diseño de la fortaleza.

Las fortificaciones en la antigüedad fueron diseñadas principalmente para derrotar los intentos de escalada, aunque se proporcionó cobertura para arqueros y lanzadores de jabalina a lo largo de las murallas y para enfilar el fuego con torres flanqueantes. En la época griega clásica, la arquitectura de la fortaleza había alcanzado un alto nivel de sofisticación. Tanto el contorno de las paredes como la altura sobre el nivel del suelo, las fortificaciones fueron diseñados para lograr campos de fuego superpuestos desde balistas montadas a lo largo de las murallas y en las torres de soporte.

Las fortalezas romanas del siglo II d. C., en gran parte diseñados para la conveniencia logística y administrativa, tendían a tener contornos cuadrados o rectangulares y estaban situados a lo largo de las principales rutas de comunicación. A finales del siglo III, sus paredes se habían vuelto más gruesas y tenían torres flanqueantes reforzadas para soportar artillería mecánica.
El número de puertas se redujo y las zanjas se cavaron más a fondo.
A finales de los siglos IV y V, las fortalezas romanas se construían en terrenos fácilmente defendibles con contornos irregulares que se ajustaban a la topografía; claramente, la defensa pasiva se había convertido en la consideración dominante del diseño.

En general, la calidad de la albañilería que entró en las obras defensivas permanentes del período clásico fue muy alta para los estándares posteriores. Las fortificaciones eran casi exclusivamente de piedra revestida, aunque en la época romana se usaba mortero de hormigón en ocasiones.

La fortificación de campo..

El objetivo principal de las primeras fortificaciones de campo, particularmente entre los griegos, era asegurar una ventaja al estar en un terreno más alto para que el enemigo se viera obligado a atacar cuesta arriba. Los romanos eran especialmente expertos en fortificaciones de campo, preparando campamentos fortificados al final de la marcha de cada día. Por lo general, las tropas requerían de tres a cuatro horas para cavar una zanja alrededor de la periferia, erigir una muralla o empalizada de las maderas transportadas por cada hombre, diseñar calles y armar carpas. Durante las campañas, los romanos fortalecieron los campamentos con torres y reductos periféricos o pequeños fuertes y utilizaron los campamentos como bases para incursiones ofensivas en el territorio circundante.

Las torres de asedio.

Por romper posiciones fortificadas, los ingenieros militares de la época clásica diseñaron torres de asalto que siguen siendo una maravilla para los ingenieros modernos. Tan grande era la torre de asedio utilizada por los macedonios, en un ataque contra Rodas que obligó a 3.400 hombres a subirla a las murallas de la ciudad. Se necesitaron otros 1.000 hombres para empuñar un ariete de 55 metros de largo.

Los romanos construyeron enormes torres de asedio, una de las cuales César menciona que tiene 45 metros de altura. En la zona más baja, albergaba el ariete, que tenía una cabeza puntiaguda para romper o una cabeza en forma redonda para destrozar las puertas. Los arqueros en los pisos superiores disparaban flechas para expulsar a los defensores de sus murallas. Desde lo alto de la torre, se puede bajar un puente con bisagras para el asalto. Para proteger a los atacantes contra las flechas y bólidos enemigos, los romanos usaron grandes escudos de mimbre o de madera, llamados chimeneas, que a veces se montaban sobre ruedas. En algunos casos, los atacantes podían acercarse a la fortaleza bajo la protección de galerías de madera.

El transporte terrestre.

En la antigüedad y en los tiempos clásicos el tecnología del transporte de guerra equivalía en gran medida a los propios poderes de locomoción del hombre. Esto se debió en parte a las limitaciones en el tamaño, la fuerza y la resistencia de los caballos, en parte también a las deficiencias en tecnologías de soporte cruciales, en particular la ineficiencia de los arneses para caballos y los ejes delanteros no pivotantes para los carros.

Un factor subyacente más básico fue el nivel generalmente bajo de desarrollo económico.
El caballo era un animal económicamente ineficiente, que consumía grandes cantidades de comida. De mayor importancia, mantener caballos, y mucho menos criarlos selectivamente por tamaño, fuerza y poder, era una empresa altamente intensiva en mano de obra y capital, para la cual el mundo clásico no estaba organizado.
Se desconocía un arnés de tracción eficiente para los caballos, las mulas y los burros equipados con cestas o alforjas equilibradas en pares en la espalda. El buey, el animal pesado del mundo mediterráneo, se usaba con fines militares cuando se trataba de cargas pesadas y cuando la velocidad no era crítica.

El caballo.

Debido a que no era posible mantener una raza de caballos de guerra lo suficientemente poderosas para sostener la acción de choque, el caballo estaba restringido a un papel secundario en la guerra. La evidencia sobre el tamaño de los caballos en la época clásica es equívoca. Las pinturas griegas de jarrones del siglo VII a. C., representan a los escitas que montan caballos altos aparentemente poderosos con patas largas y delgadas, lo que implica velocidad. Sin embargo, esta raza evidentemente colapsó y desapareció. Los ponis de las estepas mongoles posteriores, aunque resistentes y manejables, probablemente eran considerablemente más pequeños.

Los caballos rara vez se usaban para el arado. Esto se debió en parte a que su rareza y gasto los restringió a los roles de combate, y en parte a la falta de un arnés adecuado. El arnés predominante consistía en un conjunto de asta y yugo, unido al animal por el arnés de cuello y pecho. Esto fue desarrollado para su uso con bueyes, donde la carga primaria fue absorbida por el empuje de la joroba del animal contra el yugo. Con un caballo, la mayor parte de la carga de tracción era soportada por la correa para el cuello, que tendía a estrangular al caballo y restringir el flujo sanguíneo.

El elefante.

El elefante de guerra fue utilizado por primera vez en la India y por los persas en el cuarto siglo a. C. . Aunque lograron poco posteriormente, su presencia en el ejército de Aníbal durante su tránsito de los Alpes a Italia en el 218 a. C., subrayó su utilidad. La importancia táctica del elefante aparentemente se debió en gran parte a su disposición a atacar a hombres y caballos y al pánico que inspiró en los caballos.

El carro.

El carro fue el primer medio de transporte en combate, además del transporte de soldados.
Los primeros carros conocidos, que se muestran en las representaciones sumerias de alrededor del 2.500 a. C., no eran verdaderos carros, sino carretas de cuatro ruedas con ruedas de madera macizas tiradas por un equipo de cuatro burros o asnos salvajes. Sin duda eran pesados y engorrosos, sin un eje delantero pivotante, que dificultaban los giros.

Alrededor de 1.600 a. C. , las tribus iraníes introdujeron el caballo de guerra en Mesopotamia desde el norte, junto con el ligero carro de dos ruedas. Aparentemente, los hicsos introdujeron el carro en Egipto poco después, cuando ya era una tecnología madura. A mediados del segundo milenio a. C., los egipcio, hititas, y palestinos habían convertido a los carros en vehículos extraordinariamente ligeros y flexibles, llevando las ruedas con pneumáticos en particular, exhibiendo una gran sofisticación en el diseño y fabricación. Los carros de guerra ligeros fueron tirados por dos o tres caballos, que fueron enjaezados por medio de cinchas en el pecho aseguradas por uno o dos postes y un yugo.

El hecho de que los caballos se usaran durante mucho tiempo para tirar de carros en lugar de para montar, probablemente se deba a la inadecuada fuerza del caballo y a su domesticación incompleta . El carro estuvo sujeto a fallas mecánicas, lo que es más importante, se inmovilizaba cuando alguno de sus caballos quedaba incapacitado.
Además, el arte de montar a caballo había sido dominado mucho antes del eclipse del carro como un arma tácticamente dominante. El descenso del carro para el final del segundo milenio a, C., probablemente estaba relacionado con la propagación del armamento de hierro, pero seguramente también estaba relacionado con la cría de caballos con suficiente fuerza y resistencia para llevar a un hombre armado.

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Parte VII

La Edad de caballería. 400 d. C., hasta 1350.

El comienzo de la era de la caballería en Europa se remonta tradicionalmente a la destrucción de las legiones del emperador romano Valerio por jinetes godos en la batalla de Adrianópolis en 378 d. C. El período que siguió, estuvo caracterizado por un sistema de relaciones políticas y económicas llamadas feudalismo.
Fue una época durante la cual, el brazo montado asumió una ascendencia que comenzó a abandonar solo en el siglo XIV, con la aparición de infantería capaz de tomar el campo abierto, sin soporte contra caballería montada .

La caballería, sin embargo, era solo una parte de la historia de esta época. Por impresionante que fuera un caballero montado, en batalla necesitaba un lugar seguro de reposición y refugio. Esto fue proporcionado por la fortaleza señorial o castillo. En un sentido militar, el feudalismo europeo se basaba en una relación simbiótica entre el hombre armado, el caballo de guerra y el castillo.

El dominio táctico en Europa, de las élites montadas pesadas tuvo una serie de causas complejas. Está claro que estuvo involucrada una reorientación básica de los medios de producción y de la distribución social de los medios. Los caballos requerían grandes cantidades de grano y en una economía agrícola donde los rendimientos del grano de semilla eran tan pequeños, la acción de choque montada no podría haber solidificado su dominio sin mejoras en la producción agrícola. Quizás, irónicamente, estas mejoras parecen haber involucrado el desarrollo de un medio para aprovechar el caballo para el transporte agrícola y el arado, particularmente a partir del siglo XIV, cuando las proporciones de semilla comenzaron a mejorar.

La edad de la caballería de choque no apareció repentinamente, fue introducida por el estribo o cualquier otro invento . Las mejoras en la cría de caballos de guerra jugaron un papel importante y quizás dominante. Las tribus germánicas que presionaron contra los límites de Roma desde el siglo III pueden haber sido el gran avance en la cría de caballos y en las conquistas árabes del siglo VII y siguientes, la raza superior del caballo árabe fue un determinante importante en la táctica. El estribo solo significaba poco sin poderosos caballos de guerra y tecnologías de apoyo como la silla de montar y la brida.

Utilizando pruebas artísticas y arqueológicas dispersas, los historiadores han construido una cronología aproximada de la innovación tecnológica en la Europa medieval .
La silla de montar con una sola circunferencia se introdujo en el siglo VI, y el estribo de hierro era común para en el siglo VII.
El brocal, de vital importancia para controlar un caballo de guerra, probablemente data de la misma época. Según la evidencia literaria, las herraduras de hierro datan de fines del siglo IX y según la evidencia pictórica, las espuelas datan del siglo XI.

En el siglo XII, el caballero europeo estaba usando una silla de guerra con un alto y envolvente canto y pomo que protegía los genitales y lo sostenía firmemente en su asiento.
La silla de montar estaba asegurada al caballo por una doble circunferencia que la mantenía firmemente en su lugar hacia adelante y hacia atrás. Estos desarrollos soldaron caballo y jinete en una sola unidad y permitieron al caballero aplicar gran parte de la fuerza de la carga de su caballo en la lanza., sostenida debajo del brazo, sin estar sobre la grupa del caballo en el impacto.
Un desarrollo asociado que data de finales del siglo XII fue la incorporación de una placa posterior rígida en una armadura de caballero. Esto, respaldado con varios centímetros de acolchado, preparó al hombre de armas contra el impacto frontal y protegió sus riñones del cantón.
Estos desarrollos fueron acompañados, y en parte causados, por aumentos en el tamaño y el poder de los caballos de guerra y de mejoras constantes en la armadura personal.

El caballo de guerra.

El destrero o destrier era el tipo de caballo de guerra más valioso de la época medieval, era fundamental para la viabilidad táctica del feudalismo europeo. Este animal fue producto de dos grandes migraciones de caballos originarios de Asia Central.
Uno, moviéndose hacia el oeste, cruzó a Europa y allí se originaron las vastas manadas de animales primitivos que eventualmente vagaron por casi todo el continente. El segundo fluyó hacia el suroeste y encontró su camino hacia Asia Menor y las tierras vecinas de Persia, India y Arabia. Finalmente cruzó a Egipto, luego se extendió desde ese país a lo largo de todo el norte de África . Al mismo tiempo cruzó de Asia Menor a Grecia y se extendió a lo largo de las costas del norte del Mediterráneo.

Había dos canales a través de los cuales los caballos de Arabia y África del Norte se distribuían en el norte de Europa. Uno fue a través de la conquista de los romanos a través de los Alpes hacia Francia y los Países Bajos , donde, anteriormente, los descendientes de los caballos de Asia Central habían constituido la población equina.
El otro canal conducía hacia el norte a través de Grecia, Macedonia y los países góticos hacia la tierra delVándalos . Cuando estos pueblos bárbaros invadieron el imperio, la gran cantidad de caballos que poseían les ayudó a derrocar a los romanos. La era que siguió fue testigo del colapso de los romanos.
Las razas y el desarrollo gradual, fue dada especialmente durante la era de Carlomagno a finales del siglo VIII y principios del IX, de tipos mejorados, en gran parte debido a la importación del Stock árabe. El más importante de estos fue el "gran caballo", que se originó en los Países Bajos. Su tamaño y fuerza eran necesarios para transportar la pesada carga del caballero blindado. Estos caballos, los antepasados de las razas de tiro modernas, fueron criados de los caballos más grandes y poderosos del norte de Europa, pero aparentemente también había una mezcla de razas árabes.

Las cruzadas de los siglos XII y XIII llevaron a la nobleza de Europa a la tierra natal del caballo árabe. La velocidad y agilidad de estos caballos ligeros les impresionó tanto que se importaron grandes cantidades a Inglaterra y Francia. Durante un largo período de tiempo, los moros llevaron caballos árabes y del norte de África a España, donde fueron cruzados con la población nativa y produjeron las razas superiores que otras naciones buscaban. (Los caballos españoles también fueron llevados al Nuevo Mundo, donde se convirtieron en los principales antepasados de la población equina de América del Norte y del Sur).

La cría, el cuidado y el mantenimiento de los caballos de guerra medievales, y el dominio de las habilidades de combate montado, requirieron una inmensa cantidad de tiempo, habilidad y recursos. Los caballos lo suficientemente fuertes como para ser montados no existían en todas partes, y los caballos europeos en particular tendían a volver en estado salvaje a un animal pequeño no mucho más grande que un pony Shetland.

Por otro lado, el caballo era genéticamente manejable, y los criadores aprendieron que la endogamia dura podía producir animales más grandes y poderosos. Aún así, era difícil establecer una raza, y solo el control cuidadoso de las líneas de sangre podía mantener una. Si bien el cruce podría producir tamaño y potencia, pero también promovió la inestabilidad y fue mejor abandonarlo tan pronto como los rasgos deseados hubieran aparecido.

Esto no fue fácil, particularmente cuando los recursos disponibles para mantener una población reproductora no productiva eran limitados. El resultado neto fue que las razas de caballos grandes y poderosos adecuados para el combate montado eran difíciles de establecer y costosas de mantener y a menudo se perdían en la agitación de la guerra. Incluso cuando los rebaños no fueron dispersados o destruidos, una raza podría perderse a través de la discriminación en la cría, derivada de la necesidad de obtener numerosos caballos.

Armadura personal.

La disponibilidad para las élites guerreras montadas, de armaduras de hierro de alta calidad, particularmente de mallas, fue decisiva en la caída de Roma y en el establecimiento del feudalismo europeo. Hasta el siglo X, sin embargo, había poca diferencia cualitativa entre la armadura del caballero de Europa occidental y la Lorica Hamata del legionario romano.
Luego, durante el siglo XI, las mangas de la camisa o cota de malla del caballero, se hizo más larga y más ajustada, extendiéndose hacia abajo desde la mitad de la parte superior del brazo hasta la muñeca. Al mismo tiempo, el dobladillo de la camisa, cayó desde arriba hasta justo debajo de la rótula.

Los caballeros comenzaron a usar el Gambeson (jubón acolchado), una prenda acolchada de cuero o lona, debajo de su malla para mayor protección y amortiguar el impacto de los golpes. (Los soldados ordinarios a menudo usaban un Gambesón como su única protección). El abrigo, una prenda ligera que se usa sobre la armadura del caballero, se generalizó durante este período. El Gambeson puede haber sido una importación árabe, adoptada como resultado del desarrollo de la tecnología musulmana durante las Cruzadas.

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Los hombres de armas normandos, estaban protegidos por una camisa de malla hasta la rodilla llamada Hauberk, que era una versión posterior de la cota o Byrnie sajona que estaba dividida para permitir al usuario sentarse a horcajadas sobre su caballo. Aunque los hombres de armas del siglo XI probablemente no tenían pantalones de malla completos, la cota de malla aparentemente tenía inserciones de tela o cuero, dando el mismo efecto. También incluía una prenda de malla con capucha que se usaba sobre la cabeza para proteger el cuello y la garganta, tenía un agujero para la cara como una gorra de esquí moderna. La capucha estaba respaldada por un acolchado de tela o cuero, y un casco de hierro puntiagudo con una nariz (una barra vertical que protege la nariz) estaba puesta sobre ella. El equipo defensivo del caballero se completó con un gran escudo en forma de lágrima, casi dos tercios de la altura de su dueño. El tamaño de este escudo fue la derivada de la protección incompleta ofrecida por el Hauberk.

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Parte VIII

El casco.

Durante el siglo XII el abierto casco con nasal evolucionó. Este fue un proceso complicado, con la corona del casco perdiendo su forma puntiaguda para volverse plana y la nariz expandiéndose para cubrir toda la cara, excepto por pequeñas ranuras de visión y agujeros para respirar.
El casco de finales del siglo XII, era típicamente un asunto en forma de barril, sin embargo, también aparecieron diseños más sofisticados con viseras con bisagras. El casco era extremadamente pesado, y todo el peso lo soportaba el cuello. Por esta razón, solo se lo ponían inmediatamente antes del combate. Algunos caballeros preferían un “cofre” de malla, sin duda con un acolchado pesado y quizás una gorra de hierro debajo. Una representación del siglo XII muestra una visera de hierro sobre una cota de malla.

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A principios del siglo XIII, los armeros europeos habían aprendido a hacer la cota con una malla lo suficientemente fina como para proteger la mano. Al principio esto era en forma de mitones con un agujero forrado en cuero en la palma a través del cual el caballero podía empujar su mano cuando no estaba en acción. A mediados de siglo, la habilidad del armero se había desarrollado hasta el punto de fabricar guantes completos de malla.

La coraza.

El primer caballero con armadura de placas apareció poco después del 1.200 con placas delgadas usadas debajo del Gambesón. La armadura externa de placas comenzó a aparecer a mediados de siglo, al principio protegía codos, rótulas y espinillas. La verdadera coraza apareció alrededor de 1250, aunque al principio era difícil de manejar, cubría solo la parte delantera del torso y sin duda ejercía una presión considerable sobre las prendas subyacentes a las que estaba unida. Quizás en parte por esta razón, el peto fue seguido poco después por la placa posterior.

Desde finales del siglo XIII, la protección de la placa se extendió desde las rodillas y los codos para abarcar las extremidades. Las placas cuadradas llamadas Ailettes o aletas, que protegían el hombro, hicieron una breve aparición entre 1290 y 1325 antes de dar paso a las defensas de placas articuladas que cubrían la brecha entre las defensas del pecho y la parte superior del brazo.
Los cascos con viseras con bisagras aparecieron alrededor de 1300, y para mediados de siglo los herreros armeros estaban construyendo cascos cerrados con viseras que descansaban directamente sobre las defensas de los hombros.

La armadura de placas, al principio usada sobre la cota como refuerzo, comenzó a reemplazarla por completo, excepto en áreas como la entrepierna, las axilas y la parte posterior de las rodillas, donde la habilidad del armero no podía idear una articulación lo suficientemente flexible. En respuesta a esta cobertura mejorada, el gran escudo en forma de cometa del caballero se convirtió en un implemento mucho más pequeño.

Los primeros trajes de armadura de placa completa, datan de las primeras décadas del siglo XV. Para 1440, el estilo gótico de la armadura de placas estaba bien desarrollado, representando el último desarrollo de la protección de la armadura personal.
Los armeros estaban haciendo guantes con dedos articulados individualmente, y las defensas de los hombros se habían vuelto particularmente sofisticadas, lo que permitía al hombre de armas libertad total para empuñar espada , lanza o maza con un mínimo de exposición.

También durante el siglo XV el peso de la armadura personal aumentó, en parte debido a la importancia de las tácticas de choque en la guerra europea y en parte debido a las demandas de justas, una forma de simulacro de combate en el que dos caballeros blindados, separados por una valla o barrera baja, se enfrentaron cara a cara e intentaron abrirse con lanzas romas.
A medida que la protección de la armadura se hizo más completa y pesada, aparecieron razas de caballos más grandes. La protección de la cota para los caballos se hizo común en el siglo XIII, para el siglo XV, la armadura de placa de caballo se usaba ampliamente.

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La protección sin precedentes que la armadura de placas le dio al hombre de armas, no vino sin un costo táctico y económico. Un casco cerrado interfirió seriamente con la visión e hizo imposible la comunicación por voz en la batalla. Sin duda, en respuesta a esto, surgió la heráldica durante este período y la armadura se convirtió en un artículo estándar de vestimenta de caballero.
Finalmente, el grosor del hierro necesario para detener los bólidos, en primer lugar flechas y ballestas , luego arcabuces y bolas de mosquete, hizo que la armadura fuera tan pesada que no resultara práctica para el servicio activo. En el siglo XVI, la armadura era en gran parte ceremonial y decorativa, con ornamentación cada vez más elaborada y menos funcional.

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